martes, 1 de diciembre de 2015

¿Qué hay detrás de la inseguridad ciudadana?

Las noticias de todos los días en Perú se nutren básicamente de asaltos, robos y asesinatos. El nivel de delincuencia está llegando a niveles insospechados al punto en que ya no estamos seguros en ningún lugar. La pregunta más importante es ¿cómo frenar este mal que afecta nuestra vida cotidiana?

La respuesta a esta interrogante aún está en el aire y, a decir verdad, el Estado está muy lejos de tener la solución o un plan para erradicarla o al menos disminuirla significativamente. Este fin de semana fui víctima de un asalto cuando dos tipos se bajaron de una moto y nos encañonaron a mi y a mis 3 amigos. Se llevaron mi celular y billetera, de igual forma con ellos. Lamentablemente ni en un club privado estamos seguros. El jueves pasado también le robaron a mi prima y a su amiga, en pleno Jockey Club rompieron la ventana de su auto y se llevaron su bolso en el que tenía su celular, billetera entre otras cosas. Y ni qué decir del asalto en Plaza San Miguel en plena tarde del domingo. La situación está cada vez peor e incluso puede salirse de control en para las próximas fiestas navideñas.

Delincuencia
En mi opinión, la delincuencia es, en primer lugar, un problema social de falta de valores. Si se tiene un pueblo mejor educado y con mayor consciencia se podría erradicar este mal de la sociedad peruana. Allí el Estado peruano tiene gran responsabilidad debido al escaso presupuesto y nivel educativo que se brinda el cual imposibilita que esto pueda cambiar. En segundo lugar, la inequidad. Y aquí el Estado tiene la culpa una vez más. A mayor desigualdad, mayor insatisfacción de las clases más bajas (que se sienten excluidas y que no puedan conseguir lo que necesitan). Estos dos factores se juntan y se tiene una buena parte de la población insatisfecha, sin moral ni valores que buscan el dinero fácil y no tienen ningún reparo en matar a cualquiera que se les cruce en su camino con tal de conseguir algo de dinero extra quitándole sus pertenencias.

Este, al igual que todos los problemas estructurales, tarda mucho y es muy complejo de cambiar. Se debe empezar por las bases, ofreciendo una educación de calidad para así tener ciudadanos mejor formados, con potencial y capacidades para poder tener un trabajo digno y así también reducir la brecha entre clases sociales que, por ahora, crece más y más. Esta proposición se puede corroborar en países como Dinamarca, Suiza o Japón, los cuales cuentan con los índices más bajos de delincuencia y a su vez tienen un muy buen sistema educativo. Aspirar igualar estos países suena utópico pero copiar el modelo y desarrollar un plan a largo plazo para implementarlo e inyectar una cultura de valores desde niños sin duda contribuirá a reducir la delincuencia, uno de los grandes problemas en el Perú hoy en día.

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