Las noticias de todos los días en Perú se nutren básicamente de asaltos, robos y asesinatos. El nivel de delincuencia está llegando a niveles insospechados al punto en que ya no estamos seguros en ningún lugar. La pregunta más importante es ¿cómo frenar este mal que afecta nuestra vida cotidiana?
La respuesta a esta interrogante aún está en el aire y, a decir verdad, el Estado está muy lejos de tener la solución o un plan para erradicarla o al menos disminuirla significativamente. Este fin de semana fui víctima de un asalto cuando dos tipos se bajaron de una moto y nos encañonaron a mi y a mis 3 amigos. Se llevaron mi celular y billetera, de igual forma con ellos. Lamentablemente ni en un club privado estamos seguros. El jueves pasado también le robaron a mi prima y a su amiga, en pleno Jockey Club rompieron la ventana de su auto y se llevaron su bolso en el que tenía su celular, billetera entre otras cosas. Y ni qué decir del asalto en Plaza San Miguel en plena tarde del domingo. La situación está cada vez peor e incluso puede salirse de control en para las próximas fiestas navideñas.
Delincuencia |
En mi opinión, la delincuencia es, en primer lugar, un problema social de falta de valores. Si se tiene un pueblo mejor educado y con mayor consciencia se podría erradicar este mal de la sociedad peruana. Allí el Estado peruano tiene gran responsabilidad debido al escaso presupuesto y nivel educativo que se brinda el cual imposibilita que esto pueda cambiar. En segundo lugar, la inequidad. Y aquí el Estado tiene la culpa una vez más. A mayor desigualdad, mayor insatisfacción de las clases más bajas (que se sienten excluidas y que no puedan conseguir lo que necesitan). Estos dos factores se juntan y se tiene una buena parte de la población insatisfecha, sin moral ni valores que buscan el dinero fácil y no tienen ningún reparo en matar a cualquiera que se les cruce en su camino con tal de conseguir algo de dinero extra quitándole sus pertenencias.
Este, al igual que todos los problemas estructurales, tarda mucho y es muy complejo de cambiar. Se debe empezar por las bases, ofreciendo una educación de calidad para así tener ciudadanos mejor formados, con potencial y capacidades para poder tener un trabajo digno y así también reducir la brecha entre clases sociales que, por ahora, crece más y más. Esta proposición se puede corroborar en países como Dinamarca, Suiza o Japón, los cuales cuentan con los índices más bajos de delincuencia y a su vez tienen un muy buen sistema educativo. Aspirar igualar estos países suena utópico pero copiar el modelo y desarrollar un plan a largo plazo para implementarlo e inyectar una cultura de valores desde niños sin duda contribuirá a reducir la delincuencia, uno de los grandes problemas en el Perú hoy en día.
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