Las redes sociales se han vuelto fundamentales en nuestra vida cotidiana. Tanto así que influyen en nuestras decisiones y en nuestros sentimientos. Hoy en día da la sensación que tener presencia en Facebook, Instagram, Twitter y que tus amigos te reconozcan, es decir que den like o comenten tus publicaciones es sinónimo de aceptación virtual y popularidad.
Me ha pasado que he publicado o alguien ha publicado una foto con amigos y han preguntado cuántos likes tiene y felices por el "éxito" de la foto o decepcionados por la poca cantidad. No voy a negar que en algunos casos yo también ando pendiente de eso pero esa es una simple muestra de cómo pensamos en la sociedad actual. Otro caso que también puedo mencionar es el de un amigo que hace unos años publicaba con frecuencia en Twitter. En Perú, la penetración de esta red social es bastante baja y sus comentarios tenían poca o nula repercusión. En consecuencia, dejó de utilizarla y empezó a publicar más seguido en Facebook.
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Y es que las redes sociales, con el gran poder que tienen, nos dan estatus, prestigio y, nuevamente, aceptación. A decir verdad, suelen crear una visión distorsionada de la realidad, al fin y al cabo, solo publicamos lo que queremos que vean. De esta forma, podemos "presumir" que viajamos por todo el mundo o que estamos muy felices con nuestras parejas o que tenemos una vida social muy activa y envidiable.
Lo interesante es que este nuevo mundo virtual ha creado un nuevo campo de estudio dentro de la psicología. Por un lado, los casos de depresión aumentan dado que la visualización de la "felicidad externa" genera cierto tipo de tristeza y de incremento de la sensación de esa falta que el otro sí tiene. Por otro lado, diversos estudios han llegado a la conclusión de que publicar seguido en las redes sociales solo evidencia una falta de seguridad, la necesidad de validación externa para demostrar que somos una persona importante.
Creo que las redes sociales seguirán siendo parte de nuestra vida por un buen tiempo pero también hay que tener en cuenta que estas no deben afectarnos negativamente y que lo más importante será que nos acepten y estimen en la vida real ya que nada se comparará con un abrazo o un beso de nuestros seres queridos en vivo y en directo.