Después de varios meses de espera, finalmente llegó el día del viaje. Llegué a Madrid a las 14.30 horas del viernes, luego de 11.5 largas horas en el avión. Me encontré con un aeropuerto de Madrid-Barajas gigante al cual no estoy acostumbrado. Para los que no lo conocen, tiene cuatro terminales y es tan amplio que hay una especie de metro dentro del aeropuerto, tan solo para recoger el equipaje. Amplias escaleras y pasadizos inmensos completan la sorprendente imagen. Por si fuera poco, existen buses gratuitos que te llevan a los 4 terminales en caso sea necesario, principalmente desde el terminal 1, 2 o 3 hasta el 4 (o viceversa) ya que este último se encuentra más alejado, como a 15 minutos en bus.
Lo que sí me pareció raro fue que nadie supiera donde tomar buses a Salamanca, preguntando a personal mismo del aeropuerto y a gente no daban respuesta totalmente correcta, nos paseamos por más de una hora (con mi amigo) por todos los terminales tratando de conseguir el boleto y luego tratando de encontrar donde partía el bus. Fue algo estresante, un poco de desinteligencia tal vez pero sin duda el aspecto negativo del aeropuerto.
El viaje a Salamanca en bus duró 2 horas 30. Lo que me sorprendió del trayecto fue que en la carretera no había ni un solo poste de luz, es decir, estaba completamente oscuro, lo cual es muy peligroso. También observé que hay pocos pueblos en esos alrededores y, si es que hay, son realmente pequeños. Finalmente, luego de 2 agotadores viajes llegué a Salamanca a las 19:30 horas.
Mis primeras impresiones de la ciudad luego de unos días es que es una ciudad muy pequeña (eso es bueno para adaptarse, aunque igual me pierdo xD), con poca gente (su población es menor a 200 000 habitantes), típica de una provincia. Es una ciudad eminentemente antigua, con muchas Iglesias y edificios históricos, motivo por el cual ha sido declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También tiene su lado moderno y, por lo que me contaban, la ciudad está creciendo (en cuanto a establecimientos comerciales) bastante en los últimos años, con la inauguración del Centro Comercial El Tormes y la de El Corte Inglés (similar a Ripley o Saga en Perú), famosa tienda española que aún no tenía un local en la ciudad.
El clima de Salamanca durante el año suele ser bastante cambiante, algo a lo que la gente de Lima no está para nada acostumbrada. Casualmente vine en los días que son, hasta ahora, los más fríos de la temporada de invierno. En las noches (e incluso hasta las 9 o 10am) la temperatura ha llegado a -6°C con sensación de -13°C, al caminar por la calle se congela la cara (y todo lo que no tengas tapado jeje), los labios se secan y hasta es difícil hablar. Tal vez no sea muy agradable caminar así pero prefiero eso a andar sudando mucho con el extremo calor. Dentro de mi habitación y de todos los establecimientos comerciales la calefacción hace que el ambiente se sienta agradable y el frío pase desapercibido; es más, al dormir en las noches he sentido algo de calor o incluso en este momento.
Esto es solo el comienzo, todavía quedan 5 largos meses. Trataré de contar mis experiencias durante todo este tiempo. Hasta luego!
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