El trabajo forma parte de nuestras vidas y toma una importancia cada vez más grande, por ende, ocupa un espacio más grande y quizás busque acaparar lo que, en principio, debería ser utilizado en otras cosas. Es por esto que la expresión workaholic o adicto al trabajo es más frecuente que nunca. Como toda adicción es mala y sin duda perjudica nuestra salud, principalmente relacionada al estrés que a la larga puede llevar a otros efectos aún mayores.
Según Flowers y Robinson, a este tipo de personas les cuesta relajarse luego de trabajar y necesita tener el control de las tareas y que se haga a su manera, no tienen trabajo en equipo. Tiene la idea de que lo que él hace es más importante que lo de los demás. Finalmente, solo busca resultados, no le importa cómo se llegaron a éstos.
Un adicto al trabajo es quien le da más importancia de la que le debería dar, sienten que es lo más relevante en su vida y que ésta girara en torno a sus labores. Algunas consecuencia o situaciones que se dan a raíz de ser un workaholic son:
- Tiempo libre es practicamente nulo. Aislamiento.
- Problemas familiares, que llevan a malas relaciones y quizás futuros divorcios o distanciamientos.
- Perfeccionismo, alto nivel de exigencia, intolerancia.
- Falta de organización, que permite la sobresaturación del trabajo.
El problema principal es que la sociedad es cada vez más competitiva. Poco a poco el trabajo se hace más difícil de encontrar y por eso se trata de mantenerlo a toda costa, dejando de lado otros aspectos cotidianos que también son importantes, como las relaciones familiares, el ocio, salud y otros que se están minimizando en el tiempo de las personas con un ritmo cada vez más acelerado.
Es importante darnos cuenta si somos adictos al trabajo y tratar de ser responsables, eficientes en el campo laboral y también en nuestra vida, antes que la obsesión nos ocasione unas consecuencias mayores que sin duda podríamos lamentar.