miércoles, 8 de abril de 2009

El último adiós


Esta mañana vendimos uno de nuestros autos, el más antiguo y con el que pasamos diversos momentos y como cualquier cosa tiene sus recuerdos. Se trata de un Toyota Corona del 83 que también perteneció a mi abuelo, un auto muy bien conservado y que gracias a mi papá se mantenía casi intacto aunque últimamente era trabajoso estar arreglándolo constantemente a pesar de que no lo necesitábamos tanto.

En este tipo de ocasiones siempre te vienen a la mente recuerdos y momentos difíciles; personalmente recuerdo que todos los días mi papá me llevaba al colegio en él y así como mis amigos reconocían a mis padres, también era clásico el Toyota esperándome allí. Se puede decir que formó parte de mi niñez y era como un emblema de mi familia ya que todos se sorprendían que un auto del 83 se mantenga en buen estado, libre de choques y si no fuera por el modelo creo que nadie imaginaría que haya sido fabricado hace más de 25 años.

Sensaciones similares presenté cuando me mudé, y es que al igual que un auto, tu casa también forma parte de ti, de tu forma de vivir e incluso cómo piensas (no es lo mismo vivir en San Borja que en La Molina o en Ate). Yo me mudé 2 veces (una cuando tenía 10 años y otra hace 6 años al departamento donde vivo ahora); de la primera vez no recuerdo mucho pero de esa casa me quedan muchísimos recuerdos de mi niñez, toda mi vida transcurrió allí y puedo seguir visitándola ya que ahora mis tíos residen en la casa y cada vez que voy me encierro en el mundo de los recuerdos de mi niñez y las aventuras junto a mi prima con quien, como ya mencioné en un post anterior, viví cuando era niño. La segunda fue de la casa de mis abuelos que la vendieron hace unos años con mucha tristeza dejando en el camino unos años de mi vida y más de 20 años en el caso de ellos y mi mamá.

Cada vez que nos desprendemos de algo que nos pertenece queda un pequeño vacío, pasean por la mente los recuerdos y fantaseamos soñando despiertos y preguntando por qué tiene que ser así, las razones por las que sucede algo no las sabemos pero los momentos no se borran y esa pequeña parte realmente no se ha ido.


3 comentarios:

Cinthya Castillo dijo...

Es dificil desprenderte de cosas ke han formado parte de tu vida y de anecdotas de familia. Yo en el pasar de los años he dejado atras, casas, carros y muchas cosas ke me causan nostalgia al recordarlas.



Gracias por el seguimiento!

Clint dijo...

aiiii en ese carro no ibamos al rinconada =(

Soñadora dijo...

Diego, muy cierto, es difícil desprendernos, sentimos mucho apego por las cosas, pero lo bueno y verdadero es que los recuerdos los llevamos siempre en nuestro corazón.
Besitos,