domingo, 17 de octubre de 2010

La capital y el resto

En el Perú la cosa es clara: todo pasa en Lima. Es que en la capital vive casi la tercera parte de la población del país, están los mejores establecimientos comerciales, todas las instituciones gubernamentales, etc. Hasta aquí no hay nada raro, al fin y al cabo es la capital y es razonable. El problema es que el abismo con las ciudades del interior es en muchos casos imprecionante.

Me alegra que el Perú esté en crecimiento y quiero que siga así pero me da la sensación de que no eso no se siente en las provincias y que la diferencias se aumentan cuando debería ser todo lo contrario. Hace poco un amigo me explicaba que justamente los de menos recursos económicos son los que quieren un cambio (muchas veces radical); si bien desde un punto de vista las propuestas que piensan que todo debe cambiar no son las más adecuadas en este momento de creciemiento, lo único que éstas representan son las ganas de que de verdad el crecimiento del país sea para todos.

No creo que la diferencia entre la capital y las provincias sea igual en otros países, puede ser que esto ocurra porque el Perú es un país todavía en crecimiento (desigual, por cierto). Sin embargo, en países europeos o asiáticos no debe ser tanto así, donde ciudades pequeñas deben tener mayor nivel de organización, mucho más conectados y con desarrollo.

Espero que dentro del crecimiento del Perú en unos 10 años se pueda estar hablando que ciudades como Arequipa, Trujillo o Iquitos no tengan casi nada que envidiarle a Lima y realmente sientan que todos vamos hacia el mismo lado.

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